Teñido de prendas
Historia del teñido
Durante la historia del ser humano, éste ha coloreado los tejidos con diferentes colores mediante el proceso de teñido.
Uno de los objetivos cuando compramos telas o prendas ya confeccionadas es que los colores tengan una gran durabilidad y no pierdan color por los lavados.
Conseguir que el color permanezca durante más tiempo en los lavados viene condicionado por cómo se adhieren las moléculas del tinte al tejido.
Sin embargo la mayoría de las prendas actuales pierden intensidad por el sol, los lavados y por el efecto que los detergentes y suavizantes que provocan que el tinte se separe de las fibras de los tejidos.
También al mezclar colores en la puesta de lavadoras hace que unos destiñan y otros cambien de color debido a que algunas prendas han desteñido.
Ante esta situación, los fabricantes de tintes testean que sus productos resistan a la luz, los detergentes y suavizantes, los lavados y la transpiración hasta un punto razonable.
Qué es el teñido
El teñido, es un proceso químico en el que el colorante se adhiere a las fibras del textil con el objetivo de que tenga el mismo color u otro diferente al original.
Existen dos tipos diferentes de teñido:
Teñido indirecto: Es el más sencillo y realizado de forma más artesanal. El tejido es tratado previamente por el mordiente (solución fijadora) que será el encargado de absorber el tinte al textil.
Una vez se haya impregnado del mordiente, introducimos el textil en un baño de tinte.
El mordiente más común es la disolución de sal metálica y baño con amoniaco.
Teñido con cromo: Es utilizado principalmente para tejidos como la seda, lana y nylon ya que éste tipo de tinte refuerza la permanencia del color en ellos.
Teñimos todo tipo de tejidos excepto fibras artificiales, así pues teñimos prendas de algodón, lino, viscosas, yute…. (en toda la gama de colores), así como lanas y sedas (en azul marino y negro). Conseguimos tonos vivos y uniformes con un fijado sólido.